MIGUEL ÁNGEL RUIZ
Un primer diagnóstico de la Estrategia de Gestión alerta sobre el peligro de que se identifiquen la producción agrícola y el turismo con un entorno contaminado
La recuperación ambiental debe guiar el nuevo modelo de gestión de la laguna, según el documento
No solo están en juego los valores naturales del Mar Menor, también la economía. Esta es una de las advertencias que
pueden leerse en el primer diagnóstico sobre la situación de la laguna, un informe previo a la Estrategia de Gestión que elabora un equipo de expertos por encargo de la Consejería de Fomento e Infraestructuras. Se trata de un documento de trabajo que sintetiza las principales amenazas y fortalezas de este enclave y en el que
se asume que el ecosistema puede «degradarse hasta un estado irreversible» si no hay un cambio en el modelo de gestión.
En este análisis, firmado por el experto de la Universidad de Cádiz Juan Manuel Barragán y el consultor ambiental Javier García Sanabria (de Atlántida Medio Ambiente, empresa adjudicataria del contrato), se asume la visión de los científicos sobre el mal estado de la laguna y se expresa el convencimiento de que el objetivo principal de la Administración tiene que ser recuperar el buen estado de un «sistema socioecológico» que proporciona innumerables servicios de forma gratuita.
De las conclusiones de este primer estudio, que se realiza en el marco de la Inversión Territorial Integrada (ITI) del Mar Menor, se deduce que, como sostiene el lema conservacionista, sin ecología no puede haber economía.
Los investigadores ponen tres ejemplos concretos de los peligros a los que está expuesta la marca Mar Menor: que los «mercados relacionen la producción agrícola del Campo de Cartagena con procesos de contaminación ambiental»; que «el deterioro de las condiciones ambientales de la laguna y del paisaje impacten en la imagen turística»; y que la «minería extinta a cielo abierto siga aportando metales pesados y que esto sea tenido en cuenta por la demanda de productos pesqueros». ¿Puede permitirse este riesgo la Región en un contexto de creciente concienciación medioambiental y mayor exigencia por parte de los consumidores?
Los expertos dejan claro que las medidas de conservación no solo deben ser urgentes, sino que tienen que ser entendidas como una inversión rentable. «La recuperación y conservación de la laguna para un uso sostenible debe guiar el conjunto de actuaciones en el futuro», aseguran.
Para revertir la situación es necesario un nuevo rumbo que «mire al largo plazo y con fórmulas innovadoras respecto de las ahora utilizadas», señala el documento, que alude a la importancia de contar con la participación ciudadana en la gobernanza del Mar Menor y su entorno, especialmente de los sectores profesionales más afectados: pescadores, agricultores, agentes turísticos...
El valor de la ciencia
También de los científicos, que llevan años estudiando los procesos que han provocado la degradación del medio marino, el más importante la entrada de vertidos contaminantes procedentes de la agricultura intensiva por la Rambla del Albujón. El más destacado de estos investigadores, el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia Ángel Pérez Ruzafa, se ha incorporado recientemente a la redacción de la Estrategia del Mar Menor a petición del consejero Francisco Bernabé.
No todo es negativo: los redactores de la Estrategia también destacan fortalezas y oportunidades, como «un sector agrícola potente», «valores naturales de extraordinario interés y atractivo» y «demanda social para una gestión más sostenible».
Las ideas plasmadas en este documento se debatirán el día 25 en un taller participativo que se celebrará en el Auditorio El Batel de Cartagena y en el que tomarán parte las tres administraciones, asociaciones vecinales, pescadores, agricultores, empresarios, sector turístico y hostelero, ecologistas, cientificos y otros agentes interesados, convocados por la Consejería de Fomento.