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domingo, 4 de febrero de 2024

"Mercaderes de la duda" de Alberto Aguirre de Cárcer

En varias ocasiones en el pasado, Pacto por el Mar Menor ha denunciado las falsedades que propaga la Fundación Ingenio con las ingentes cantidades de dinero que recibe de, entre otros donantes, la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena, para la publicación de artículos y reportajes en los que se niegan los informes científicos y el sentido común, y se exime de su parte de responsabilidad en la eutrofización del Mar Menor al sector agrícola al que representan.

En este sentido, El Diario.es en julio de 2023 publicaba un artículo de nuestra compañera Isabel Rubio titulado "El lucrativo negocio de la Fundación Ingenio" del que destacamos:

Con la duda sembrada sobre el origen del deterioro de la laguna, este lobby dio otro paso más para que la gente creyera a pies juntillas sus tesis: invertir fondos en publicidad encubierta en medios nacionales y regionales en los que se culpaba al mal funcionamiento de las depuradoras, a otros sectores, e incluso a la naturaleza.

En varias ocasiones Pacto por el Mar Menor ha criticado a los medios de comunicación que propagan (previo pago) la difusión de estos bulos y ahora se congratula de que el editorial de La Verdad "Mercaderes de la duda" de 28 de enero de 2024, firmado por su director Alberto Aguirre de Cárcer, se una a esta denuncia.

Rambla del Albujón con aguas de excedentes de riego y nivel freático 2023

sábado, 2 de enero de 2021

El Mar Menor en el diario La Verdad desde 1980

Los problemas del Mar Menor no son nuevos, desde hace 40 años han sido motivo de denuncia en la prensa regional. En este enlace puedes ver más de 40 fotografías de portadas de La Verdad en las que se pone de manifiesto la dejadez con que han actuado las Administraciones ante el deterioro de este ecosistema único.





domingo, 30 de junio de 2019

Sobre entradas de agua al Mar Menor, deliberadas o no deliberadas

El 22 de junio, el diario La Verdad publicaba este artículo de Gonzalo González Barberá, investigador del CEBAS/CSIC sobre las entradas de aguas en el Mar Menor, a través de 30 puntos.



Una semana más tarde, este mismo diario publicaba esta reflexión de Isabel Rubio, integrante del grupo de coordinación del Pacto por el Mar Menor, sobre el artículo anterior.





domingo, 21 de mayo de 2017

Premio Los Mejores La Verdad 2017

Este premio Los Mejores que nos ha concedido el diario La Verdad es un reconocimiento a todas las personas, asociaciones y organizaciones que formamos parte de esta plataforma a la que a finales del verano de 2015 llamamos Pacto por el Mar Menor. 

Cada uno de vosotros con vuestro apoyo, participación, consejo, ánimo y ayuda habéis hecho posible que este colectivo formado por personas de diferentes profesiones e ideologías haya puesto su granito de arena en la recuperación del Mar Menor.

Desde que empezamos nuestra andadura tuvimos claro nuestros objetivos: información a la ciudadanía y presión ante las administraciones, regional, nacional y europea para que se pusieran en marcha medidas de protección a la laguna.

Por esa razón, este premio no habría sido posible sin vuestra adscripción al Pacto; la generosidad y disposición de la comunidad científica a participar en cuantas jornadas, actos, conferencias, charlas, mesas redondas, etc. hemos organizado sobre el estado de este ecosistema único; y también, cómo no, de las personas del mundo jurídico, agricultores ecológicos, técnicos y funcionarios de la administración que nos asesoraron sobre aspectos legales y normativos.


El viernes 26 de mayo recogeremos ese premio en vuestro nombre. Gracias, muchas gracias.


Grupo de coordinación
Mª Luisa Mestre, Feliciano Sáez, Celia Martínez Mora, Jorge Luis Enríquez, Óscar Alcaraz, Martín Peña, José Benedicto, Isabel Rubio y José Mª Hernández


martes, 17 de mayo de 2016

El Mar Menor y la tragedia de los comunes

Por Óscar Alcaraz Perona
Ingeniero técnico agrícola, licenciado en Ciencias Ambientales y miembro del grupo de coordinación de Pacto por el Mar Menor


Si pudiéramos retroceder en el tiempo y nos dieran la oportunidad de enmendar los errores cometidos, ¿qué piensan ustedes que haríamos?, ¿planificaríamos el desarrollo urbanístico desde un punto de vista integral, teniendo en cuenta el impacto de esa actividad sobre el medio ambiente?, ¿desarrollaríamos una agricultura y ganadería basadas en la conservación de la fertilidad del suelo?, ¿promocionaríamos un turismo enfocado a la conservación del patrimonio natural y cultural otorgando el protagonismo a la comunidad local?... ¿Lo haríamos...?

Casi con total seguridad volveríamos a caer en los mismos despropósitos por acción u omisión. Porque seguiríamos dependiendo del enfoque de los que tienen el poder de legislar, planificar y gestionar, y seguiríamos empeñados en considerar el Mar Menor como un «sistema socioeconómico», término que no es sino un disfraz prestado del antropocentrismo tecnocrático que considera al hombre independiente de la naturaleza.

La realidad es que el Mar Menor es un ecosistema, entendido de modo global, dentro del cual interaccionan los ecosistemas parciales (climáticos, geológicos, vegetales, humanos, animales, económicos, sociales, tecnológicos, políticos) entre los que no hay barreras absolutas, sino interdependencias. Un ecosistema del que se ha abusado confiando en la capacidad de autorregulación de la laguna. Sin embargo, cuando intervienen varios factores, algunos de ellos externos y difíciles de controlar, el equilibrio empieza a desmoronarse.

Primero, con la apertura en los años setenta del canal de El Estacio (primer gran motor del cambio antrópico en la laguna), se produce una entrada y amplio desarrollo de macroalgas mediterráneas, que modifican las comunidades de plantas marinas existentes de fondos arenosos. Posteriormente, llegan las medusas atraídas por la abundancia de fitoplancton, del cual se alimentan, debido a la alta concentración de nutrientes procedentes de los fertilizaciones agrícolas. Se produce un aumento y extensión de los fondos fangosos alimentados por sucesivas lluvias torrenciales que arrastran sedimentos, debido a una mala planificación de los drenajes pluviales en los desarrollos urbanísticos. Se construyen diques y puertos deportivos, ampliándose los ya existentes; se rellenan las playas de arena procedente de otros lugares; se vierten fármacos y plaguicidas a través de ramblas y canalizaciones; los residuos mineros del pasado llegan también arrastrados a la laguna con cada lluvia,... Y todo esto, unido a un cambio climático antropogénico, ha hecho que las aguas del Mar Menor hayan cambiado su transparencia por el actual color verde.

¿Qué esperábamos?, esa presión no hay ecosistema que la aguante. Ni siquiera colocando la coletilla 'sostenible' a aquellas actividades que han provocado esta situación. Negar la evidencia empírica es un requisito previo al postureo. O hay un cambio de modelo y afrontamos un nuevo paradigma o no hay solución.

Es evidente que el Mar Menor no tiene sentido actualmente sino en su relación con el ser humano, pero no debe ser una relación de abuso o esquilmo. Mucha gente no sabe lo que está ocurriendo, no es verdaderamente consciente del problema y de su trascendencia, la mayoría considera preferible «esperar y ver». Pero los ciudadanos tenemos una elevada responsabilidad y con frecuencia nos resistimos a aceptar los cambios necesarios.

Hay que exigir más inversión en control y corrección de la contaminación, en investigación, vigilancia y protección ambiental, en control y seguimiento de indicadores ambientales, en educación, y una legislación que revierta la situación del Mar Menor a su estado anterior.

Es verdad que la ciencia es incapaz de predecir el Mar Menor que vendrá, porque depende en gran medida de las decisiones que, individual y colectivamente, tomemos. La historia está en nuestras manos. No hagamos que esto siga siendo «la tragedia de los comunes».

Artículo publicado en La Verdad el 17 de mayo de 2016

lunes, 1 de febrero de 2016

Nueve mandamientos para el Mar Menor

La Verdad 01/02/16 Los pies en la tierra

La plataforma ciudadana reclama una batería de medidas para salvar la laguna y convoca una concentración en la desembocadura de la Rambla del Albujón el domingo 21.

Para leer el artículo completo haz clic en la foto.


martes, 1 de diciembre de 2015

Mar Menor: ni economía ni ecología

Artículo de Miguel Ángel Ruiz con motivo de la I Jornada organizada por Pacto por el Mar Menor en la Universidad de Murcia en La Verdad de  1/12/2015

Mar Menor: ni economía ni ecología
Miguel Ángel Ruiz

Isabel Rubio, Herminio Picazo, Juan Pérez-Melgar, Manuel Tovar y María Luisa Mestre, ayer en el Paraninfo de la UMU. FOTO: GUILLERMO CARRIÓN 

Los expertos convocados por la plataforma social coinciden en que la degradación de la laguna es incompatible con un turismo de calidad 
¿Quién querrá veranear en un Mar Menor pestilente? ¿Se merecen los residentes de los municipios ribereños un medio natural degradado? ¿Es justo privar a las generaciones futuras de uno de los ecosistemas más singulares de Europa? ¿Por qué la Administración no ha actuado con diligencia para preservar los valores de un espacio con hasta cinco figuras legales de protección? Y lo que no es menos importante: ¿nadie ha pensado que un Mar Menor muerto ecológicamente también es una tragedia económica? Estas y otras preguntas se plantearon ayer en el Paraninfo de la Universidad de Murcia durante la primera sesión de las jornadas convocadas por la plataforma ciudadana que promueve un pacto social para recuperar un humedal que, según algunas voces científicas, está casi en estado de shock. Ciento cincuenta personas acudieron a la convocatoria: vecinos, hosteleros, agricultores, científicos, profesores, ecologistas y algunos (muy pocos) representantes políticos.
"Estamos orgullosos de que el Mar Menor sea un lugar protegido, y también de su pasado industrial. Queremos recuperar el paraíso perdido o al menos evitar que se pierda del todo", dejó claro desde el principio una de las coordinadoras de la plataforma, Isabel Rubio, quien relató "el Mar Menor que tenemos", un ecosistema cada vez más contaminado por los nitratos de la agricultura intensiva y agobiado por el urbanismo desbocado, antes de proponer "el que queremos: una laguna con aguas limpias, donde podamos ver de nuevo caballitos y doradas, con sus balnearios y sus barcos de vela".
La inevitable y continua nostalgia por el Mar Menor de hace unas décadas chocó con el pragmatismo de los expertos. Pero aún pueden tomarse medidas, advirtió el director de la Asociación de Naturalistas del Sureste, Pedro García, quien propuso la demolición de puertos en la zona sur y la compra de edificios y viviendas ("mejor que la expropiación") para derribarlas y así recuperar espacios "que nunca debieron ser construidos". ANSE ha trasladado una relación de estos inmuebles al Ayuntamiento de San Javier. "Sería una inversión seguramente más rentable que un aeropuerto sin aviones o una desaladora que no desala y que pese a todo se está pagando", reflexionó.
El abogado ambientalista Eduardo Salazar y el magistrado Andrés Montalbán trazaron el incierto perfil legal de la laguna: multiprotegida sobre el papel, y afectada por numerosos planes a lo largo de las últimas décadas, pero abandonada de hecho. Salazar considera que el plan de gestión de Red Natura 2000 debe ser el documento que defina por fin "qué se puede hacer y qué no", y Montalbán lamentó la dificultad de perseguir los delitos medioambientales: "Hay una gran impunidad por falta de medios y también por la inconcreción de las normativas, muy repartidas entre las tres administraciones".
¿Hasta qué punto pueden ser exprimidos los recursos del Mar Menor? El equilibrio entre el uso de un espacio que es en sí un activo económico y su conservación es una fórmula mágica que nadie ha podido definir. Pero que hay que encontrar para no matar la gallina de los huevos de oro, coincidieron el vicedecano del Colegio de Biólogos, Herminio Picazo, y el profesor de Economía de la UMU Manuel Tovar.
"Solo el necio confunde valor y precio", recordó este último citando a Antonio Machado, "y nosotros hemos dejado al mercado la capacidad de asignar un precio al Mar Menor". Dicho esto, y dejando claro que los bienes libres (el paisaje, algunos recursos naturales) no tienen precio, se atrevió a cuantificar lo que costaría adoptar medidas sobre la agricultura intensiva, la actividad económica que contamina las aguas de la laguna desde que la llegada del trasvase Tajo-Segura convirtiera en rentables regadíos los secanos del Campo de Cartagena. "Habría que actuar sobre un tercio de la actividad agrícola de la Región, que supone entre el 12% y el 13% del PIB de Murcia, unos 27.000 millones de euros, con unas 70.000 personas ocupadas". "Un tercio no es mucho", opinó, "y no se trata de eliminar la agricultura, sino de reformularla para minimizar sus impactos".
La intervención de representantes vecinales, hosteleros y sindicales cerró la primera parte de las jornadas, que se reanudarán el jueves a las 17.00 horas, también en el Paraninfo de la UMU, con el análisis de los científicos y un debate político.
(Publicado en 'La Verdad el 1 de diciembre de 2015)