Encañizadas del Mar Menor. Fotografía: Javier Murcia Requena |
En este espacio con una superficie de casi 200 hectáreas, se produce la comunicación natural entre el Mar Menor y el mar Mediterráneo. Las corrientes de fuera o de dentro, originadas por el intercambio de agua a través de estas bocas, o golas, posibilitaron la instalación de unos laberintos de cañas y estacas –de ahí el nombre encañizada– que permitían, y siguen permitiendo, el paso de los peces que buscan para desovar las aguas cálidas y salinas del Mar Menor en primavera y verano. Los peces de mayor tamaño quedan atrapados a la salida una vez terminada la freza.
Las Encañizadas constituyen un ecosistema muy frágil que debe ser conservado como ejemplo de pesca tradicional de bajo impacto. Es un espacio muy poco alterado a pesar de las labores de mantenimiento, respetuosas con su funcionamiento natural, que se llevan a cabo.
El proyecto que presentó la CARM, el 23 de agosto de 2017 para "recuperar" la encañizada del Ventorrillo mediante el aumento de su calado debería ceñirse únicamente a la recuperación de 40 a 100 centímetros del calado, profundidad necesaria para el correcto funcionamiento de este sistema de pesca, si es que existieran lodos que obstruyeran los canales de cañas.
Las Encañizadas constituyen un ecosistema muy frágil que debe ser conservado como ejemplo de pesca tradicional de bajo impacto. Es un espacio muy poco alterado a pesar de las labores de mantenimiento, respetuosas con su funcionamiento natural, que se llevan a cabo.
El proyecto que presentó la CARM, el 23 de agosto de 2017 para "recuperar" la encañizada del Ventorrillo mediante el aumento de su calado debería ceñirse únicamente a la recuperación de 40 a 100 centímetros del calado, profundidad necesaria para el correcto funcionamiento de este sistema de pesca, si es que existieran lodos que obstruyeran los canales de cañas.
Veneciola, La Manga y Encañizadas. Gola del Ventorrillo en el noroeste. |