Sin embargo, no nos consta que se haya hecho ningún estudio de la repercusión ecológica que se produciría en el Mar Menor por esa disminución de salinidad y cambios de temperatura.
Tampoco nos consta que se hayan llevado a cabo estudios medioambientales sobre los efectos que produciría la llegada de aguas cargadas de nutrientes y de distinta salinidad a las praderas de posidonia en el Mediterráneo.
Esta plataforma no entiende el empeño del Gobierno regional en abrir golas, en vez de solucionar el problema en origen, es decir, evitar la entrada de nutrientes en el Mar Menor, entre ellos los procedentes de la agricultura intensiva e industrial, una de las mayores causantes del desastre medioambiental de la laguna.
Creemos que no hay ninguna garantía de que esos dragados no vayan empeorar el estado del Mar Menor, ni de las consecuencias irreversibles que podrían tener, por lo que entendemos que no se deberían llevar a cabo esas actuaciones por el principio de precaución.
13 diciembre 2017