Desconocemos si este proyecto es anterior a la moratoria que contempla la suspensión cautelar de los desarrollos urbanísticos hasta la promulgación de una ley sobre el Mar Menor y que se aprobó en la Asamblea Regional en febrero de 2017.
Aun en el caso de que este proyecto fuese anterior a esa fecha, nos sorprende que se vayan a llevar a cabo estas construcciones en este entorno tan frágil cuando la zona de baño, a día de hoy, es inviable debido al proceso de eutrofización que tiene lugar en el Mar Menor. Además la práctica de "otros" deportes náuticos, si no fuesen de vela, supondría otro aumento de impacto ambiental.
Muy previsiblemente, esta nueva amenaza a la maltratada ribera del Mar Menor será maquillada con la declaración de los puestos de trabajo que se crearían y que beneficiarían a los vecinos. Sin embargo, muy al contrario, los vecinos residentes en estas zonas son los que pagan literalmente estos despropósitos. A saber: el gasto que supone la antiecológica retirada de Posidonia en la zona de Veneziola; los costosos servicios de la zona Manga Norte; la privación de la riqueza paisajística y la flora autóctona de la zona; el despilfarro de agua que supone el cinturón de campos de golf para turismo deportivo y elitista como Serena Golf, Polaris Golf, Roda Golf, La Manga Golf, que son absolutamente consumidores y demandantes de servicios públicos pagados por todos.
Y ahora, con el gravísimo caso del Mar Menor al borde de su colapso, con la incertidumbre acerca de los recursos hídricos incluso para abastecimiento urbano, aparece esta nueva historia urbanística. Para no creérselo.
Muy previsiblemente, esta nueva amenaza a la maltratada ribera del Mar Menor será maquillada con la declaración de los puestos de trabajo que se crearían y que beneficiarían a los vecinos. Sin embargo, muy al contrario, los vecinos residentes en estas zonas son los que pagan literalmente estos despropósitos. A saber: el gasto que supone la antiecológica retirada de Posidonia en la zona de Veneziola; los costosos servicios de la zona Manga Norte; la privación de la riqueza paisajística y la flora autóctona de la zona; el despilfarro de agua que supone el cinturón de campos de golf para turismo deportivo y elitista como Serena Golf, Polaris Golf, Roda Golf, La Manga Golf, que son absolutamente consumidores y demandantes de servicios públicos pagados por todos.
Y ahora, con el gravísimo caso del Mar Menor al borde de su colapso, con la incertidumbre acerca de los recursos hídricos incluso para abastecimiento urbano, aparece esta nueva historia urbanística. Para no creérselo.