El lunes 20 de abril, en pleno confinamiento, amanecían Los Alcázares con los surcos que deja la maquinaria pesada sobre la playa. No importa las veces que se diga lo perjudiciales que son estos trabajos para el Mar Menor, se sigue actuando como autómatas sin sensibilidad ante este frágil ecosistema.
Cada vez que llueve se vuelven a rellenar las playas con arena, sin tener en cuenta que la maquinaria utilizada para el alisado la compacta e impide su oxigenación. Asimismo, la arena que llega al mar arrastrada por la lluvia siguiente contribuye a la colmatación de sus riberas, a la formación de fangos, a la turbidez y a la desaparición de la flora y fauna que habitan en esos fondos. La reposición de la arena que por las lluvias ha entrado en el mar hacia las playas, impide, neutraliza o disminuye la capacidad del acuífero de rebajar su nivel.
Se sigue invirtiendo dinero público una y otra vez en estos trabajos en las playas marmenorenses, incluso cuando hay lluvias torrenciales anunciadas como en estos días. Y después de estas, vuelta a empezar.
Huellas de maquinaria pesada en playa de Los Alcázares
Relleno de arena delante de desembocadura de rambla