Queridos #GretaThunberg, @youngenvironmentforum y demás #environmentalyoungos, que acudiréis a la cumbre climática de Madrid #COP25 desde todos los rincones del mundo:
Os escribimos desde el mar muerto de nuestra infancia, el #MarMenor.
Hoy nos vemos obligados a solicitar vuestra ayuda para que todo el mundo vea a través de vuestro testimonio, de vuestras palabras, que nuestro mar, hoy, es un indigente que agoniza a las puertas de las instalaciones de la administración: un indigente al que nadie ayuda a franquear el umbral de urgencias para que sea ingresado en una UCI de la que sabemos que no saldrá hasta transcurrido mucho tiempo.
Os pedimos ayuda porque no queremos que se deje pasar un día más y solo sea posible dispensarle cuidados paliativos, una muerte dulce en la que el paciente será ignorado antes de certificar su defunción definitiva.
Las costas de nuestro mar enfermo han cambiado con los años: de las orillas cubiertas por un tapiz verde de matas de cultivo de secano y, más cerca, las salinas que espejeaban con un blanco lunar, no queda nada; ahora solo nos deslumbra el aleteo de los plásticos que cubren cultivos intensivos de regadío, campos fertilizados, tierras expuestas a torrentes, que vierten a nuestro mar agua contaminada.
El mar al que os invitamos a que vengáis es un mar de niños, un mar de extensión ínfima, pero un mar inmenso, tan grande que, aunque se le llama #Mar Menor, a su lado, el Mediterráneo cambia de nombre y se convierte en mar Mayor, perdiendo sus señas de identidad. ¿Qué otro mar consigue borrarle el nombre al inmenso Mediterráneo?
Las aguas del #marmenor no han sido surcadas #angelesalvariño, @MarinaSanzM ni por los barcos de @greepeaceinternational, aunque la organización sí se ha hecho eco de esta muerte anunciada. La #goldmanEnviromentalfoundation no ha otorgado ningún premio a los activistas locales que gritan desde hace años en el desierto, porque nadie ha escuchado sus advertencias, ni siquiera ahora que es demasiado tarde.
Os preguntaréis por qué os pedimos ayuda a vosotros, por qué estamos dispuestos a traeros a las orillas de nuestro mar en tren, en coches eléctricos, en aviones sin motor, si es preciso. La razón es que, si vosotros no dais fe, nadie más verá esta tragedia, porque todos vuelven la cara a la vista de este indigente moribundo. Vosotros, que acudiréis desde todos los rincones del mundo para asistir a la COP25, tenéis a unas horas de distancia una tragedia ecológica de proporciones inmensas.
Por eso nos queda más alternativa que pediros que vengáis a ver con vuestros propios ojos este desastre que ya ha sido: la muerte masiva de pradera y fauna marina por falta de oxígeno; que señaléis, como el niño del cuento, al rey desnudo para abrir los ojos cegados por las servidumbres del poder y así, tal vez, la sensatez, la necesidad ineludible de un tratamiento riguroso, salve la vida a nuestro mar niño, que ahora agoniza.