Los tanques de tormenta son depósitos que se construyen en zonas urbanas e industriales y en sus inmediaciones con el fin de parar el primer golpe de agua de lluvia que es la más contaminada. Desgraciadamente en las riberas del Mar Menor no cumplen esta función debido a la gran cantidad de agua que suele caer en nuestra región en poco tiempo y a la gran cantidad de materiales que lleva y arrastra. Estas lluvias torrenciales llenan y desbordan estos depósitos en pocos minutos tal como se pudo comprobar el jueves 15 de noviembre en los que millones de litros de agua y tierras contaminadas llegaron a la laguna.
En el entorno del Mar Menor, los tanques de tormenta recogen, además de las aguas urbanas (calles, tejados, jardines, etc.), las aguas agrícolas, de ahí el color marrón de las avenidas. Sin embargo, esta no es una finalidad para las que están diseñados, el arraste de tierras de cultivo no ha de llegar a estos depósitos sino que ha de frenarse en origen con buenas prácticas agrícolas que eviten la erosión y el arrastre del suelo.
La inversión en estas infraestructuras son un gran reclamo para grandes empresas y su entramado político-administraciones como se ha puesto de manifiesto en el proyecto de Vertido Cero en el que la solución al grave problema del Mar Menor, según la Administración Regional pasa por la construcción de grandes infraestructuras de recogida de aguas, sin tener en cuenta las soluciones agrarias y de corrección hidrológico-forestal en origen, que es más que evidente actualmente.
La declaración de la consejera Arroyo que ha pedido a los grupos políticos «que consigan el acuerdo necesario» para cambiar la ley y poder «abordar con carácter de urgencia las actuaciones de los tanques de tormenta en el Mar Menor» nos recuerda que no es la primera vez que nuestros gobernantes entienden la ley como un impedimento para lograr sus fines en vez de pensar en proteger el medio natural que nos da la vida.
Repercusión en los medios
La Verdad Murcia.com Diario de La Manga