El Mar Menor: La laguna mágica

Javier Murcia Requena

Situada en el sureste peninsular, el Mar Menor es la mayor laguna salada del Mediterráneo occidental y una de las más importantes a nivel mundial, además constituye un verdadero oasis de vida y un sistema de indudable valor científico y educativo.



Las lagunas costeras son superficies de aguas cercanas a la costa, someras, saladas o salobres, separadas del mar por una barrera permeable, generalmente de arena, y que están expuestas a la influencia constante y directa de la tierra y el mar. 

Se caracteriza por su geomorfología semicerrada, sus aguas hipersalinas y que únicamente está conectada con el Mediterráneo por un sistema de golas o canales existentes en la barra arenosa de La Manga del Mar Menor. Los altos niveles de salinidad han actuado como barrera ecológica para muchas especies determinando un paisaje sumergido lagunar único en la península ibérica. Además, desde tiempos remotos esta laguna ha supuesto uno de los recursos más importantes de todo el litoral murciano. A pesar de su naturaleza fluctuante, las lagunas costeras se encuentran entre los ecosistemas con mayor productividad biológica del planeta, actuando como zona de cría de fases larvarias y juveniles de muchas especies marinas.

Riqueza de fauna y flora
El icono del Mar Menor: el caballito de hocico largo en su medio natural    
El Mar Menor es una depresión con una gran cantidad de nutrientes que entran, principalmente, a través del agua de escorrentía de sus ramblas adyacentes. Si a esto se le une su poca profundidad, ya que no supera los 7 m en su cota más profunda, la gran cantidad de energía luminosa que penetra y las altas temperaturas que reciben casi todo el año, dan como resultado una gran cantidad de producción primaria, seguida de una alta producción secundaria, y por lo tanto una enorme biomasa animal y vegetal. 

La colonización faunística del Mar Menor está condicionada, fundamentalmente, por las características de sus aguas: salinidad y unas variaciones térmicas bastante acusadas. Por ello sólo unas pocas especies, que en la mayoría de ocasiones se presentan en densidades descomunales, son representativas de las comunidades bentónicas de la laguna. Se trata de especies generalistas, eurihalinas y euritermas, que viven en un medio en el que las especiales condiciones ambientales limitan su poblamiento, al tiempo que impiden la presencia de posibles competidores. Esta falta de competencia se ve reflejada en las altas densidades que pueden tener algunas especies, especialmente moluscos, peces y algunos crustáceos. Entre este abanico de especies merece la pena mencionar unas cuantas que se encuentran en grave peligro de extinción y que la laguna les brinda un lugar privilegiado para sobrevivir. Es el caso del caballito de mar, la aguja de río, el fartet o el pequeño gobio de arena. 

Las encañizadas: fronteras del Mar Menor
Las encañizadas reciben este nombre por la presencia de unas hileras de empalizadas de cañas y piedra, que actúan de trampa para muchos peces que entran a la laguna para alimentarse o para desovar. Forman un conjunto de aguas poco profundas que comunican el Mar Menor con el Mediterráneo y que soportan desecaciones periódicas, muy acusadas durante varios meses al año. Estas fluctuaciones se deben a la persistencia de los vientos dominantes que retiran y acumulan el agua en la zona. El resultado es un lugar con una riqueza faunística exuberante. 


Las encañizadas son un arte de pesca selectivo único   
Uno de los grupos de animales más notables en las encañizadas es el de los moluscos opistobranquios. Aquí buscan cobijo dos especies muy raras Oxynoe olivaceus y Lobiger serradifalci. Ambas especies, de color verde amarillento, se alimentan del alga Caulerpa prolifera, y las sustancias tóxicas que generan estas algas las incorporan de inmediato a sus tejidos y en caso de peligro son capaces de expulsar, a través de su cuerpo, un líquido blanco bastante tóxico. Además estos dos opistobranquios pueden mover la cola y desprenderse de ella si algún depredador osa morderlos.

Las aves también forman parte de este ecosistema. Flamencos, espátulas, limícolas de diversas especies, cormoranes, garzas, etc. son un claro ejemplo de la biodiversidad que encierra este paisaje lagunar. Por esta razón la zona de las encañizadas fue declarada ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves). 


El Mar Menor es un entorno único para observar aves acuáticas. Al fondo se puede observar un grupo de flamencos.

Los fondos blandos
Las finas y delicadas arenas conchíferas que se extienden en los fondos de la laguna no desarrollan grandes masas de vegetación pero encierran una población muy peculiar y característica del Mar Menor. La especie más famosa es el langostino del Mar Menor (Penaeus kerathurus), típico habitante de los fondos blandos de la laguna, y objeto de una importante pesquería. Esta especie pasa la mayor parte del día enterrada en la arena y por la noche sale en busca de alimento. 



Una de las especies más explotadas de la laguna es el famoso langostino del Mar Menor. En los años lluviosos la población se multiplica.
Otra especie asociada a estos fondos es el pequeño gobio de arena (Pomatoschistus marmoratus) que se caracteriza por poseer una coloración y dibujos crípticos que lo hacen confundirse con la arena cuando se queda inmóvil. Ponen sus huevos en el interior de agujeros excavados o debajo de conchas vacías, sobre todo las del berberecho. Otro animal característico de los fondos arenosos es un gasterópodo de gran actividad denominado corneta (Hexaplex trunculus) y que en su deslizar deja unos surcos marcados en el fondo. Esta especie se alimenta de bivalvos, especialmente de berberechos de laguna (Cerastoderma glaucum), mediante una técnica que consiste en perforar la concha. 
El berberecho es otra especie típica de la laguna.   
También aparecen semienterrados en estas zonas arenosas dos especies de opistobranquios: Philine aperta y Bulla striata. Ambas especies se deslizan bajo la arena durante el día y por la noche sale a la superficie donde captura e ingiere, enteros, a pequeños moluscos con concha como Bittium reticulatum. También es común observar a la pequeña caracola Cyclope neritea buscando carroña incansablemente.

Los fondos de arena conchífera son el resultado de miles de años de acumulación de restos de conchas de varias especies que habitan la laguna. Por su abundancia cabe destacar la chirla, el berberecho de laguna y la almeja fina (Venerupis sp.). La nacra (Pinna nobilis) también puede llegar a ser muy abundante en los fondos blandos del Mar Menor, si se lo permiten... En ocasiones pueden aparecer muchos individuos juntos, algo muy extraño si tenemos en cuenta que se trata de uno de los bivalvos más diezmados del Mediterráneo. 


Praderas en la laguna
Típico fondo somero del Mar Menor con una rica comunidad de fanerógamas
La mayor parte de la vegetación que cubre el fondo de la laguna está constituida por praderas del alga verde Caulerpa prolifera y de la fanerógama Cymodocea nodosa
Detalle de la flor de Cymodocea nodosa

Entre este tupido campo vegetal buscan refugio numerosas especies animales. Entre las hojas de algas y fanerógamas puede encontrarse, con cierta frecuencia, especies tan singulares como el caballito de mar, la aguja de río (Syngnathus abaster) o la aguja mula (Syngnathus typhle). 

La aguja de río presenta una forma acintada y una coloración críptica que le permite camuflarse en las praderas sumergidas

Las praderas de caulerpa tienen una fauna ictiológica característica. La especie más abundante es el chaparrudo (Gobius niger), que con frecuencia aparece dentro de botellas o latas que lamentablemente se han arrojado al mar y siembran los fondos de la laguna. Con menos frecuencia puede observarse al extraño gobio de Miller, una especie descubierta en la laguna hace pocos años. Las praderas de caulerpa tienen una fauna ictiológica característica.

Entre estos verdes ecosistemas también hay una inmensidad de invertebrados. En las praderas de Caulerpa prolifera las que predominan son especies filtradoras y detritívoras, como la ascidia colonial y el isópodo Sphaerosoma serratum, que puede presentar densidades elevadas. También abundan las pequeñas anémonas Bunodeopsis strumosa, cuyo comportamiento está ligado a la presencia de algas simbiontes. Otro animal muy característico en el interior de las praderas es el cangrejo verde (Carcinus aestuarii).


Las islas

El Mar Menor cuenta en su interior con cinco pequeños islotes (isla del Barón, Perdiguera, Ciervo, Redondella y Sujeto) de naturaleza volcánica y que representan los escasos sustratos duros de la laguna. En ellos, predominan sobre todo los ambientes iluminados con algas y algún que otro recoveco sin luz. La cubierta vegetal da cobijo a muchos moluscos gasterópodos como las pequeñas Haminoea sp. que se alimenta de algas. Los organismos filtradores forman una porción muy importante de la fauna que coloniza los sustratos duros. Sobre las rocas abundan los que bombean agua incasablemente, como las ostras, o los que retienen en sus penachos branquiales las partículas alimenticias como el gusano Branchiomma boholense, una especie alóctona que se instaló en la laguna hace unos años procedente del Indo-pacífico.

Recientemente han aparecido otras nuevas especies invasoras como la liebre de mar andrajosa (Bursatella leachii) y el enorme cangrejo azul o Jaiba (Callinectes sapidus). Ésta última de carácter muy agresivo.
Bursatella leachi es un nuevo inquilino en el Mar Menor. En la imagen un ejemplar expulsando un líquido repelente junto a un juvenil de caballito.
Macho adulto de cangrejo azul, una especie alóctona que se ha incorporado a la fauna lagunar. Sin duda es un crustáceo muy agresivo, y posiblemente desplazara a otras especies autóctonas de la laguna.
Los enclaves rocosos ofrecen numerosos refugios para los peces de la laguna alcanzando en ellos densidades muy elevadas. Asociados a estos rincones encontramos a varios gobios o zorros (como se les conoce vulgarmente). Los más comunes son el gobio de roca (Gobius cobitis) y el bobi o  Gobius paganellus. Otra familia de peces bentónicos es la de los blénidos o babosas. Estos peces carecen de escamas y segregan un mucus que hacen de ellos animales muy resbaladizos. Entre los blénidos, la especie más común es Lipophrys pavo, que se caracteriza porque los machos presentan una cresta amarilla en la cabeza. Como la mayoría de blénidos pone sus huevos en el interior de agujeros. 
Uno de los blénidos más bellos del Mar Menor es el gallerbo (Lipophrys pavo). En algunas zonas es la especie dominante.    
El mayor blénido del Mar Menor es Parablenius sanguinolentus y el más pequeño, y uno de los peces de menor tamaño del Mediterráneo, la babosa dálmata (Lipophrys dalmatinus).

Comunidades de penumbra
Bajo los balnearios hay un sinfín de fauna esciáfila    
Los sustratos con ambientes sombríos son muy escasos en el Mar Menor, pero la construcción de balnearios sobre pilares de madera o cemento, característicos del paisaje marmenorense, ha dado lugar a la aparición de hábitats sombríos, ausente en la mayoría de lagunas costeras del Mediterráneo. Esta existencia de ambientes oscuros favorece la instalación de una nutrida gama de especies esciáfilas, dominadas por organismos filtradores como esponjas, ascídias, briozoos, etc., que además de aumentar la biodiversidad de la laguna, contribuyen a la depuración de sus aguas. Las esponjas constituyen el principal componente de la fauna esciáfila del Mar Menor, llegando algunas especies como Haliclona mediterranea a cubrir más del 20% de la superficie de asentamiento. 
Bajo los balnearios típicos del Mar Menor suele aparecer una nutrida gama de organismos filtradores como esta esponja Halyclona    
A diferencia de las especies sésiles del Mediterráneo, las esponjas y las ascidias del Mar Menor tienen un crecimiento mucho más rápido debido a las altas temperaturas que alcanza la laguna en los meses estivales y a la ausencia de depredadores naturales. 

Peces autóctonos de la laguna


Ejemplar adulto de anguila. Se trata de uno de los peces más característicos de la laguna.  
Desde el punto de vista conservacionista, cabe destacar la presencia de especies amenazadas catalogadas en normativas nacionales e internacionales o convenios internacionales como son el caso del fartet, la anguila, el caballito de mar, la aguja de río o el pequeño gobio Pomatoschistus marmoratus. Todas estas especies, junto al dragoncillo de arena Callionymus pusillus y el chirrete (Atherina boyeri), son especies  residentes y propias de la laguna.
En ocasiones las redes de pesca se vuelven trampas mortales para muchos animales que carecen de interés comercial.


© Texto y fotos: Javier Murcia Requena
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