lunes, 1 de enero de 2018

Una noticia positiva para comenzar 2018

El 29 de diciembre varios integrantes de la plataforma Pacto por el Mar Menor, acudimos a la convocatoria de ANSEARBA (Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono), dos de las más de 30 asociaciones que forman parte de la plataforma ciudadana Pacto por el Mar Menor. La actividad consistía en repoblar con flora autóctona un espacio cerca de las salinas de Marchamalo junto a la vía de servicio de la autovía que lleva a La Manga, como parte del proyecto Life+Tetraclinis Europa.

Este proyecto tiene como principal objetivo mejorar el estado de conservación y la sostenibilidad a largo plazo de los hábitats prioritarios de bosques de Tetraclinis articulata en Cartagena (Murcia, España). Toma el nombre del género de la sabina mora o ciprés de Cartagena, una especie ibernorteafricana que puede llegar a medir 14 m, y que en Europa solo se encuentra en la zona de Calblanque, Cartagena.
Voluntarios de diferentes asociaciones contribuyendo a la restauración de la flora mediterránea con el Mar Menor al fondo
Nos sorprendió comprobar que este lugar que ha sido de uso agrícola hasta hace no mucho tiempo pudiera ahora prepararse para albergar palmito, lentisco, jara, sabina mora... toda esa riqueza de flora mediterránea que antaño fuera habitual en el entorno del Mar Menor. 

Y la explicación que nos dieron cuando preguntamos de quién era ese terreno nos dejó más que maravillados: la empresa de supermercados de productos ecológicos SuperSano decidió comprar este terreno y, mediante convenio de custodia, devolverlo a sus orígenes, quizá a varios siglos atrás, cuando ni siquiera la agricultura de secano había hecho su aparición. Y es más, van a solicitar que este terreno sea incluido en el Parque Regional: Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila para que en el futuro no pueda volver a ser de uso agrícola.
Plantando palmito (Chamaerops humilis)
Un ejemplo a seguir cuando vemos que en los últimos años en los alrededores del Mar Menor, este frágil ecosistema, se desmontan terrenos y se transforman grandes extensiones de tierra para dedicarlos a esa agricultura que ha dejado de tener vínculos con las personas que la trabajan y que se llama agricultura industrial intensiva.