jueves, 23 de agosto de 2018

El olvido

A pocos días para terminar el mes de agosto y a la vista de que hasta el día de la fecha las aguas poco profundas del Mar Menor presentan bastante transparencia en la mayor parte de las playas, nos preguntamos si cuando nos incorporemos a la vida cotidiana a partir de septiembre nos conformaremos con habernos bañado en sus aguas claras durante este verano y habremos olvidado el color verde oscuro que adquirió el Mar Menor desde finales de 2015 hasta principios de 2018.

Bañistas en el Mar Menor, agosto 2018

¿Ignoraremos que los fondos de más de tres metros de profundidad son extensiones fangosas con una gran carga de materia orgánica y nutrientes, y que los niveles de nitratos, fósforo, amonio, clorofila, etc. son altísimos? ¿Creeremos, que la Administración ha puesto en marcha medidas suficientes para que se detenga el proceso de degradación a que está sometido el Mar Menor y para que nunca más se vuelva a producir una explosión de fitoplancton? 

El Mar Menor a finales del verano de 2015
Desgraciadamente, lo más seguro es que, una vez hayamos vuelto del veraneo se repita el ciclo de esta agricultura intensiva e industrial: que los tractores vuelvan a arrasar la tierra y que los montones de estiércol produzcan tantas moscas y mal olor que los habitantes permanentes tengan que permanecer encerrados en sus casas; que durante la primavera de 2019 brillen los plásticos que cubren las cosechas, y que los abonos, pesticidas e insecticidas sigan penetrando el subsuelo y contaminando las aguas subterráneas, si no es que siguen vertiendo directamente al Mar Menor.

Cultivos cubiertos de plástico junto a Playa Honda

Durante el próximo otoño e invierno se seguirán reuniendo el Comité de Asesoramiento Científico y el de Participación Social sin que sus recomendaciones sirvan para mucho, a no ser que coincidan con las de la Administración. Y cuando se acerque el nuevo verano no se habrán solucionado los problemas en origen, no se habrá aprobado la ley integral del Mar Menor ni se habrá vigilado que se cumple la ley de Medidas Urgentes de 7 de febrero; no se habrá revisado la red de saneamiento ni se habrán tomado medidas para evitar la erosión y la entrada de lodos cuando llueva; no se habrán quitado los obstáculos que originan los fangos pero aparecerán fotos de políticos junto a artilugios que los quitan –con dinero público, claro–. Se seguirán dando licencia de obras para nuevas construcciones cuando hay un altísimo número de viviendas en venta; se rellenarán las playas de arena y se instalarán redes antimedusas aunque no sean necesarias; seguirán las embarcaciones a motor atronando y contaminando sin control alguno; la gente seguirá fondeando de manera ilegal sin que nadie se atreva a protestar por miedo a que lo llamen envidioso por no tener un vehículo de tales características...

Aumento de barcos a motor sin vigilancia

La memoria humana es muy débil –afortunadamente­– porque de lo contrario no podríamos olvidar el dolor que nos han producido las pérdidas de seres queridos u otros acontecimientos que nos han traspasado el corazón. Sin embargo, esta característica, nos condena, como se ha dicho tantas veces, a repetir nuestra historia.

Hoy las redes sociales nos ponen fotos de momentos que vivimos con alegría hace años o viajes ya casi olvidados, ¿por qué no poner nosotros alguna imagen que nos haya impactado del Mar Menor, aunque sea con un imán en la puerta del frigorífico, para recordarnos durante los próximos meses que tenemos la obligación de seguir presionando hasta que llegue el día en que no nos sumerjamos en sus aguas temiendo que quizá sea la última vez que vemos la vida de sus fondos?


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Cartagena diario