El Mar Menor es un espacio singular dentro de Europa y el Mediterráneo, una de las mayores lagunas litorales que como consecuencia de sus extraordinarios valores ambientales le ha valido ser declarado Parque Natural, humedal RAMSAR, Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo (Convenio de Barcelona), Zona de Especial Protección para las Aves y Lugar de Importancia Comunitaria pertenecientes a la Red Natura 2000 y Área de Protección de la Fauna Silvestre. Ha sido medio de vida para miles de murcianos durante siglos y constituye una de las mayores referencias paisajísticas y culturales para esta región, una verdadera joya de nuestro patrimonio. Todo esto, sin embargo, no ha sido suficiente para evitar que a lo largo de las últimas décadas su deterioro haya llegado al extremo de que se haya iniciado un proceso de eutrofización que en cualquier momento podría ser irreversible.
Isla Rondella y del Sujeto en el Mar Menor |
EVOLUCIÓN DEL DETERIORO DEL MAR MENOR
Sin olvidar otras causas históricas como la actividad minera en la Sierra de la Unión, desde las décadas de los años 60 y 70, el entorno agrario y urbano del Mar Menor, ha experimentado un gran crecimiento.
Escorrentías mineras en la rambla del Beal |
La alta densidad de población en las zonas ribereñas, y especialmente en La Manga del Mar Menor, ha ejercido una fuerte presión sobre la laguna. Las aguas residuales afectaron en el pasado notablemente en la calidad de sus aguas. Este problema, en la actualidad, está parcialmente controlado, salvo excepciones concretas, por la construcción y puesta en funcionamiento de depuradoras. Sin embargo, no ha sido así todo lo referente a infraestructuras e intervenciones que demanda el turismo: construcción de puertos deportivos, paseos marítimos, diques, etc., que han obstaculizado de forma sensible la dinámica de las corrientes internas y por tanto, su capacidad de regeneración.
Puerto deportivo Tomás Maestre en La Manga desde el aire |
No obstante, la causa fundamental e inmediata de su degradación, viene determinada por un desarrollo sin control de la industria agroalimentaria en su extensa cuenca (Campo de Cartagena), especialmente desde la conversión de las tierras de secano en tierras de regadío con la llegada del agua del Trasvase Tajo-Segura. Este cambio aumentó exponencialmente la superficie de las tierras dedicadas a cultivos de regadío, y con ellas el uso de nutrientes (abonos, pesticidas, fertilizantes, etc.) que, al final, terminan acumulándose en la laguna. Este aumento queda evidenciado con el hecho de que, el actual número de hectáreas de regadío, excede en más de 20.000 las legalmente permitidas.
Conversión de la agricultura de secano en regadío en el entorno del Mar Menor
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