La acumulación durante años de residuos mineros de los lavaderos de flotación en el entorno del Llano del Beal, principalmente en la balsa Jenny, ha causado el mayor desastre medioambiental de esta zona por las consecuencias adversas para la salud de la población que vive en las inmediaciones, así como para el Mar Menor.
Esta balsa, situada a tan solo 40 m de la población del Llano, con una superficie aproximada de 8.000 m2, llegó a alcanzar una altura de 27 m debido a los más de un 1.000.000 de m3 de residuos mineros muy finos y altamente cargados de metales pesados que se estuvieron arrojando allí durante décadas.
La balsa Jenny fue “cedida gratuitamente” por la empresa propietaria, Portmán Golf, a la Comunidad Autónoma en 2001, en tiempos del presidente Valcárcel y el consejero de Agricultura Antonio Cerdá, para que fuera la Comunidad Autónoma la que se hiciera cargo de la restauración de la zona y del traslado de los residuos a otro lugar.
En 2003 se adjudican los trabajos a TRAGSA y a Gestalia, empresa de transportes filial de Portmán Golf, en 5.500.000€ por el traslado de estos residuos a la corta de Los Blancos. Portmán Golf no solo cobró por el traslado, sino también por cada camión de residuos depositados en la corta, que, además, es de su propiedad. Hay que tener en cuenta que la corta Los Blancos no había sido previamente impermeabilizada para recibir estos residuos tóxicos, y que el trasporte no se hizo de forma adecuada con camiones cubiertos.
Corta Los Blancos, enero 2024 |